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Cientos de jóvenes con antorchas y palmas llevan la imagen peregrina de la Mare de Déu por el centro de Valencia

Fotos "MANOLO GUALLART/AVAN"

Cientos de jóvenes valencianos llevaron anoche en procesión por las calles del centro de Valencia la imagen peregrina de la Virgen de los Desamparados, acompañándola con cantos y oraciones, con motivo de la tradicional vigilia de la Inmaculada que se celebró en la iglesia de Santa Catalina, presidida por el arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro.

La imagen fue recogida en la Basílica de la Virgen por los jóvenes que la llevaron flanqueada por antorchas y palmas, por la calle Miguelete, la plaza de la Reina, y por la plaza de Santa Catalina hasta el templo.

Numerosos viandantes se sumaron a la procesión de los jóvenes, que llevaron el anda con la imagen de la Virgen a hombros hasta que, al entrar en el templo de Santa Catalina, tuvieron que bajarla ligeramente y soportarla con los brazos para que pudiera acceder por la puerta principal de la iglesia.

Al entrar en el templo, los jóvenes que aguardaban en su interior, saludaron a la patrona con una ovación y vítores continuos.

El arzobispo de Valencia presidió la vigilia, acompañado por el obispo auxiliar, monseñor Enrique Benavent, el vicario general, Vicente Fontestad, y el vicario de Evangelización, Javier Llopis.

Tras la lectura del Evangelio, correspondiente al pasaje de las bodas de Canaán, el Arzobispo, aseguró que "si queremos hacer de este mundo una fiesta de lo que justamente no se da hoy, como convivencia, reconciliación, paz, justicia, verdad, dignidad, sólo podemos hacerlo con Dios". Monseñor Osoro expresó que "Valencia, España y el mundo necesitan de esta fiesta" a la que "nos invita el Señor y en la que su Santísima Madre es una luz especial para todos" porque nos ofrece la clave para que esa fiesta sea posible, como en las bodas de Canaán, `Haced lo que Él os diga´" .

Monseñor Osoro evocó también a la Virgen María con tres palabras "belleza, roca y gracias", y explicó que la "belleza más grande de un ser humano es la de dejarse invadir por Dios, y nadie la tuvo más que María". También resaltó de la Virgen la seguridad de "la roca de tener siempre a Dios como fundamento de su vida", así como "su actitud de dar gracias siempre a Dios por tanto recibido, como se refleja maravillosamente en el Magnificat".

Concluida la vigilia, que estuvo acompañada musicalmente por jóvenes de Alboraya, la imagen de la Mare de Déu volvió a salir en procesión de regreso a la Basílica, flanqueada por antorchas y palmas y acompañada por centenares de personas con cánticos y oraciones.


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