Valencia Opinión Revista - Noticias de la Comunidad Valenciana y sus pueblos

Unas elecciones cicciolinas.

Pío Moa

Recordarán ustedes que Cicciolina marcó un hito. He sostenido que la corrupción intelectual que predomina en España a su nivel más chabacano (la trola), la corrupción económica de la que los casos Malaya o Gürtel son solo el pico del iceberg (el choriceo), y la corrupción sexual manifiesta en la corrosión de la familia, el aborto, la pederastia, el auge de la prostitución, etc., (el puterío) van siempre juntas, aunque predomine una u otra según las circunstancias. En estos años se han invertido los valores, de tal modo que la trola, el choriceo y el puterío se han convertido en virtudes, y el respeto a la verdad, la honradez y la fidelidad en vicios "fascistas" o cosa así.

Como el nacionalismo catalán va a menudo en cabeza de estas cosas -ya lo ha dicho Rajoy, el pensador: Cataluña (se refiere al nacionalismo catalán, que comparte el PPC) encabeza el cambio--, las elecciones han sido también una competencia en puterío, lo que no está nada mal para poner la situación en su punto. Aunque hay mucho que avanzar todavía, ya he dicho que los políticos deben salir en la televisión actuando como estrellas del porno --lo que son, en definitiva--, y no entiendo por qué a estas alturas quieren disimularlo. En fin, un gran paso en ese sentido: la política cicciolina en acción.

En lo principal, no ha pasado nada en Cataluña, donde todos los partidos son separatistas en uno u otro grado, excepto Ciudadanos. Con unos o con otros, se trata del mismo embuste sistemático sobre el pasado y el presente, la misma corrupción económica, la misma política de burdel. Con el PSC y el PSOE, el separatismo no fue contenido, sino fomentado al máximo, y seguramente pasaría lo mismo con el PP, mangoneado por una señora repulsiva que riñe a su hijo por hablar en castellano. Ahora, aunque CiU tiene necesidad de algún apoyo, puede jugar con la Esquerra y con el PP, obligando a este a tragar todo lo que haga falta, un deporte al que el PP está ya muy acostumbrado y dispuesto.

El funcionamiento de los partidos en democracia viene a ser una lucha por ganar a la opinión pública. Ante los desaguisados y la degradación de la política en toda España, partidos como Ciudadanos tienen las mejores condiciones para avanzar sustancialmente. Pero ocurre a menudo en política que las buenas ideas no encuentran buenos argumentos ni liderazgo, mientras que las malas disponen de hábiles sofistas y dirigentes resueltos y sin escrúpulos.

En cualquier caso, el descontento, amorfo y sin cauces claros, está bien a la vista. Se trata de elaborar un programa para darle salida, cuya clave debe ser la regeneración democrática en la unidad nacional. Para ello es preciso desprenderse de la inútil extrema derecha que opone la democracia a la nación, y no hace más que "enredar" y confundir. Habrá que abordar más a fondo la cuestión de la democracia, tan confusa en la España de hoy.


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