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Una valenciana que sobrevivió hace un año a un accidente en que murieron su marido y su hijo único, colabora ahora en Cáritas de voluntaria como hizo su esp

testimonio-press1 ok_532x394Una mujer valenciana, Inmaculada Romero, de 50 años, que sufrió hace un año un accidente de tráfico en la A-3, cerca del viaducto de Buñol, en el que murieron su marido y el único hijo del matrimonio, de 14 años, ha decidido colaborar como voluntaria en Cáritas Diocesana para continuar con la labor que hacía su esposo en la misma entidad caritativa.

Inmaculada Romero que es catequista de Primera Comunión en el colegio Loreto de Valencia, donde estudiaba su hijo, también pertenece al grupo del Itinerario Diocesano de Renovación de la parroquia San Pascual Bailón, según publica en su último número el periódico PARAULA. Romero asegura que "no soy la misma que antes, ahora soy más consciente de lo importante que es la fe y querer al prójimo y, por lo tanto, todo lo que han hecho por mi siento que tengo que devolverlo". Por ello, una vez recibió el alta del hospital decidió hacer el curso de voluntariado de Cáritas Diocesana "aún con muletas" y comenzó a colaborar con la entidad caritativa como hacía su marido. "El accidente me ha dejado también una empatía increíble con la gente y el sufrimiento y ahora soy muy sensible al dolor ajeno y lo entiendo mucho mejor", explica Inmaculada Romero que desde el accidente ha agradecido muchas veces haber nacido en una familia cristiana. Según explica la catequista "en el hospital me llegaban noticias de gente que se preocupaba por mi y ello me hacía sentir que no me podía dejar morir porque esa gente me quería y yo tenía que corresponderles". Además, "estoy convencida de que todo el amor que he sentido de tanta gente es la forma que Dios ha tenido de hablarme y de mostrarse". "Cuando pasa algo así se pone a prueba tu fe y yo tengo la suerte de tenerla aunque la fe no nace de repente, es algo que se cultiva, la piensas, la actúas y así aumenta", ha añadido. "Haciendo esto es como encuentro sentido a lo que me ha pasado ya que no quiero vegetar en la vida hasta que llegue mi momento, así que hay que tener una actitud positiva, aunque sea en el dolor", ha manifestado. Igualmente, durante su recuperación después del accidente, una amiga le regaló el libro "El hombre en busca de sentido" del psquiatra austriaco Viktor Frankl que tuvieron que leerle en voz alta debido a las lesiones sufridas en sus ojos. "En cuanto pude salir a la calle fui a conocer la asociación Viktor Frankl en Valencia para la ayuda al sufrimiento en la enfermedad y ante la muerte", ha destacado.

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