Valencia Opinión Revista - Noticias de la Comunidad Valenciana y sus pueblos

Un recuerdo para los ceramistas

por José Luis Luna Vilar   Al comenzar esta reflexión es conveniente, porque así lo creo, remontarme a tiempos pretéritos cuando Manises no tenía tantos problemas ocupacionales. No se trata de irnos a la Edad Media con el auge de la cerámica azul y el nacimiento de la cerámica nazarí del reflejo metálico. Tampoco a la cerámica del barroco con su famosa producción azulejera (aún denominada en algunas comarcas de la Comunidad Valenciana "manissetes" a los azulejos finos). Voy a iniciar este relato a partir de la segunda mitad del siglo XX. Desde los años 50 o 60, que es la época de la que soy testigo y partícipe. Es la época en la que estaba el plano de Manises salpicado de fábricas de azulejos (Barranquet, Cayetano Soler, Manolo Vidal, Olmos, Leopoldo Mora Azulejera, etc.). Florecía con gran actividad la Unisasn, dotando de materiales de saneamiento las viviendas auspiciadas por el Régimen como "Viviendas Subvencionadas" y no hay que olvidar las fábricas dedicadas a la cerámica de uso (vajillas, tazones, orinales, bastoneros, jarras, palanganas, etc.) que llegaron a tener una gran calidad y convirtieron este pueblo en un importante exportador de este genero a todos los rincones de España y fuera de nuestro país. Al tiempo que se demostraban la pericia y la gran preparación de los ceramistas de esta ciudad, se compaginaban estos productos con una floreciente e importante fabricación de cerámica artística de una gran calidad, muy elaborada y de un nivel artístico muy encomiable. Ello fue posible gracias al empeño de unos fabricantes dotados de una gran vocación, unos técnicos que se superaban para conseguir una calidad extraordinaria en los productos utilizados. Sobre todo, hay que resaltar la preparación artística de unos pintores que, aportando su experiencia, su gran creatividad, su habilidad y su gracia, daban a los productos un toque único muy apreciado por los clientes que adquirían estos fabricados, convirtiendo en una artesanía eminente manual. Sucedió lo irremediable: las fábricas de azulejos fueron desapareciendo al tiempo que aumentaron su número en Castellón y sus alrededores, hasta el punto de acabar con la fabricación de este tipo de productos en Manises. Otro tanto sucedió con la fabricación del saneamiento con el duralex y el plástico pasó lo mismo poniendo fin a la producción de vajillas y elementos de uso domestico. Tan sólo quedó, como planta ornamental en un jardín seco, la producción de cerámica artística. Pero pronto se hizo patente que la comercialización de un producto tan sumamente artesano no podía tener mucho futuro y ayudado, cómo no, por el "boom" de la construcción, fueron desapareciendo las fábricas que se dedicaban a la producción de este tipo de cerámica. Se fueron cerrando las fábricas más emblemáticas, las más importantes de la población: Botet (el Traquero), La Hispania, Lahuerta, Montaner, Valldecabres, y muchas más, dejando en su lugar un solar que pronto se convertiría en bloques de viviendas. Aún así, quedaron unos pocos que continuaron trabajando esta producción, hasta que llego lo inevitable. La agonía que este pueblo estaba pareciendo era evidente. Quedaban aferrados a la tradición los artesanos que se habían formado para trabajar en su oficio. Pero ya no había futuro. El relevo generacional no se produjo y una generación, como la mía, por diversas circunstancias, vivió el final de una tradición de más de ocho siglos. No obstante, a todos aquellos que lucharon hasta el final, poniendo su empeño, al igual que su arte para que Manises, "Cuna de la Cerámica" no fuese también su tumba, no deben quedar en el anonimato y el olvido. Creo que merecen un recuerdo. Algunos ya no están entre nosotros pero puesto que forman parte de la historia más reciente de nuestra ciudad, son merecedores de ese recuerdo. Pero muchos de ellos, por fortuna, están plenos de vitalidad para ser testigos vivos de de su época. Mi idea es proponer, a quien corresponda, el inicio de las gestiones pertinentes para que estos artistas, de forma altruista, puedan aportar algunos de sus trabajos para que queden expuestos en un local adecuado, como representación de la época gloriosa y triste que les ha tocado protagonizar. De esa forma, las generaciones futuras sabrán, cuando se nombre la "Cerámica de Manises" lo que ello significa y podrán imaginar, de algún modo, el nivel artístico alcanzado en la última y definitiva etapa de su dilatada historia. Si este proyecto no llegara a realizarse, deseo que estas líneas sirvan de homenaje a tantos hombres y mujeres que forman parte de una generación de profesionales que, a buen seguro, no se va a repetir.

1 Opiniones
  • Juan Jose Reyes Lopez

    28.08.2020

    Buenas tardes.
    Me gustaria contactar con jose luus luna vilar.
    Queria hacerle una consulta sobre unas piezas de ceramica.
    Muchas gracias y un saludo.

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