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Solidarios con el dinero ajeno

Luis del Pino

Alejandro Sanz se ha erigido en los últimos tiempos en uno de los principales defensores de las leyes que imponen cánones digitales y restricciones en Internet, para garantizar los ingresos de la industria discográfica.

Hace unos días, levantaban polémica unas palabras publicadas por él en su página de Twitter en Internet, a la vuelta de un viaje por África que ha realizado con Médicos sin Fronteras.

Esto es lo que escribía el cantante español en su página de Twitter. Les pido disculpas por el lenguaje y por la ortogradía, pero son palabras textuales. Dice Alejandro Sanz:

"A los que me atacan con tanta pasion.. Usenla para ayudar donde hay injusticias de verdad. No sean cagones. A mi me resbala. Demuestren que estan a favor de los derechos.. De los derechos de los ni"os con sida en africa a tener medicacion a su alcnce. No me jodan con estupideces... Saben que los derechos de los creadores son legitimos... Y si despues de todo esto todavia son capaces de poner en duda que una idea tiene que ser protegida entonces vangan conmigo a los pueblos de africa y vean el talento y si no tienen huevos callense cagones."

No voy a entrar en la cuestión de las formas porque, aunque hay quien dice que las formas lo son todo, yo soy de los que opinan que la verdad es la verdad y la mentira es mentira, vengan como vengan vestidas. Y además, me parece mucho más escandaloso el fondo de lo que Alejandro Sanz dice, que las formas que emplea para hacerlo.

Empecemos primero por lo menos importante: me parece muy poco elegante que un multimillonario como Sanz utilice a los niños africanos enfermos de SIDA para defender sus fuentes de ingresos. Si quieres hacer caridad, Alejandro, (o, como se dice ahora, si quieres ser solidario) no presumas de ella, porque, de lo contrario, deja de ser caridad para convertirse en marketing. Y si haces caridad y la publicitas, al menos no utilices en tu propio beneficio a los niños a los que ayudas. Créeme, Alejandro: aprovechar la campaña de las pastillas contra el dolor ajeno, para hacer campaña en favor del bolsillo propio, no queda muy elegante.

Pero, dejando aparte ese feo detalle, lo que dice Alejandro Sanz me parece inaudito. El cantante invita a quienes lo critican por defender la ley anti-descargas a que luchen por el derecho de los niños con SIDA africanos a tener medicación a su alcance. Es decir, los invita a sumarse a la campaña que Médicos sin Fronteras ha puesto en marcha, en la que se critica a las farmacéuticas por no desarrollar nuevos medicamentos de bajo coste para el SIDA infantil. Una campaña que, a su vez, es continuación de otras anteriores, como por ejemplo las que solicitaban sustituir los fármacos anti-sida patentados por otros genéricos. Y, para dejar claro su argumento, Alejandro Sanz añade que "los derechos de los creadores son legítimos".

Fíjense ustedes bien: Alejandro Sanz defiende con uñas y dientes sus propios derechos de autor, argumentando que "los derechos de los creadores son legítimos". Y al mismo tiempo, se suma a una campaña para que las empresas farmacéuticas renuncien a sus "derechos como creadores" de medicamentos, para que así todo el mundo pueda acceder a los medicamentos necesarios a bajo coste.

En otras palabras: que para Alejandro Sanz, los derechos de los compositores de música son sagrados e intocables, pero los derechos de quienes invierten su tiempo y su dinero en desarrollar medicamentos contra el SIDA y contra otras enfermedades pueden, y deben, sacrificarse en aras del bien común.

No sólo eso, sino que, al mismo tiempo que reclama que las farmacéuticas socialicen sus descubrimientos, Alejandro Sanz se dedica a defender ese canon digital que hace que yo, que jamás he comprado ningún disco suyo, termine también financiando al cantante.

Eso, en mi pueblo, se llama la Ley del Embudo: para el señor Sanz la parte ancha, y para los que se dejan las pestañas desarrollando patentes farmacéuticas, la estrecha.

Las leyes actuales están hasta tal punto hechas con los pies, que si don Alejandro Sanz compone mañana una canción - e independientemente de lo buena o mala que sea - automáticamente se le reconoce el derecho a cobrar los correspondientes réditos durante todo lo que le queda de vida.

Por el contrario, si un científico gafotas descubriera mañana una nueva fuente de energía inagotable, o un método para viajar a las estrellas, o un nuevo compuesto químico de propiedades milagrosas, la Ley sólo le reconoce el derecho a cobrar los réditos de su invento durante un período que varía de un país a otro, pero que viene a estar en torno a los 20 años, después de lo cual su invento pasa a ser propiedad de toda la Humanidad.

Pero la cosa no queda ahí: si mañana ese científico gafotas descubriera la cura contra el cáncer, enseguida saldría don Alejandro Sanz a invitarles a ustedes a que presionen a ese científico, para que permita a todos los pobres de la tierra acceder gratuitamente al correspondiente medicamento, antes incluso de que transcurran los veinte años durante los que el científico tiene derecho a cobrar por su descubrimiento. Qué caritativo es don Alejandro Sanz con el dinero de los "creadores" que no se dedican a la industria musical!

¿Pero cómo se puede tener tanta cara dura? ¿Por qué no distribuye usted gratuitamente sus canciones en los países del tercer mundo, don Alejandro, o por qué no permite que se descarguen de forma gratuita sus canciones los parados de larga duración de nuestro país, que a lo mejor desean escucharlas, pero no tienen ni para comer?

De hecho, don Alejandro, lejos de instar a los investigadores de nuevos medicamentos a que trabajen gratis - porque nadie querría entonces dedicarse a esa profesión - lo que deberíamos hacer es cambiar las leyes precisamente en sentido contrario.

Porque el que usted componga una canción, don Alejandro, es relativamente irrelevante: el mundo seguiría girando igual, aunque usted decidiera mañana dejar de componer. Sin embargo, si alguien descubriera la cura contra el cáncer, sí que se beneficiaría para siempre toda la Humanidad.

Así que, en lo que a mí respecta, me parecería mucho más justo invertir la situación: que se protegieran de por vida los derechos de quienes inventan cosas útiles para la Humanidad y que a usted se le protegieran sus derechos simplemente por un periodo razonable. Digamos 20 años.

Más que nada porque, a lo mejor, de esa manera lograríamos que hubiera tantos inventores como músicos.

Déjeme por último decirle, don Alejandro, que por supuesto que es inadmisible que las personas sin recursos no puedan acceder a los medicamentos que necesitan. Pero la solución no consiste en pedir que las empresas farmacéuticas investiguen gratis o regalen sus medicinas, porque entonces a ningún "creador" le compensará dedicarse a inventar nuevos medicamentos.

La solución consistirá, don Alejandro, en recurrir a la ayuda privada o pública y comprar esos medicamentos a quienes los producen, para entregarlos a quienes los necesitan.

Así que permítame usted que le haga una propuesta: ¿qué tal si dedicamos el importe del canon digital a financiar el desarrollo y distribución gratuita de medicamentos contra el SIDA?

Porque, de esa manera, usted seguiría siendo solidario con el dinero ajeno. Pero los que pagamos el canon, al menos veríamos que nuestro dinero se dedica a quienes verdaderamente lo necesitan, en lugar de que se lo embolsen los multimillonarios de la industria discográfica.

¿Se apunta usted a la propuesta, don Alejandro?

Editorial del programa Sin Complejos del domingo 23/1/2011

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