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Si tuviera decencia, Zapatero dimitiría ya

Enrique de Diego

Si tuviera decencia, Zapatero dimitiría ya y abriría las urnas, porque la calle está pidiendo a gritos elecciones anticipadas. No la tiene, ha dado ya muestras sobradas de ello. Es un personaje mediocre, menor, que siempre antepone los intereses de partido a los de la nación, y los personales a los de partido. Dan por supuesto sus íntimos que Zapatero no repetirá como cartel electoral, porque es un lastre, porque el odio a Zapatero se ha convertido en el nuevo consenso nacional. Empiezan a dar también por supuesto que, en mayo del próximo año, abrirá su propia sucesión, no se sabe aún si con dimisión añadida, aunque todo indica que sí lo hará. Zapatero ya no tiene ni quien le defienda entre sus estómagos agradecidos -mejor desagradecidos a la vista de la desafección general que se está produciendo- y su mismo entorno familiar le presiona para que esta inutilidad supina -el peor de los presidentes de la historia de España y aún de los posibles y aún de los imaginables- abandone y descanse, y nos deje en paz a todos los españoles. En mayo, según el calendario actual, Zapatero convocaría primarias o congreso extraordinario para que estalle la guerra civil en el PSOE y se degüellen políticamente, porque para esas fechas ya se habrán celebrado las elecciones municipales y autonómicas y casi todos los socialistas -esa gente que sólo ha creado miseria para los demás y riqueza para ellos (ver caso Bono)- estarán el paro y en el descrédito más absoluto. Nada soporta peor un partido político, y máxime éste tan acostumbrado al pesebre (7,4 millones de euros nos cuestan las giras de los crueles ´titiriteros´), que el hambre y el frío de la calle. Antes, con el protagonismo oscuro del enterrador Rubalcaba, se dispone a hacer su última vesania: vejar a las víctimas y a todos los españoles devolviendo a los terroristas, para darles un nuevo balón de oxígeno, imprescindible en su actual situación terminal, a las instituciones y al ruedo electoral. Este chivato quiere prestar un último servicio a ETA y perpetrar una última traición a la Patria. Es preciso que en el futuro responda de sus numerosas responsabilidades. Los oscuros planes monclovitas de este cadáver político del que todos reniegan ahora, después de haber endiosado al papanatas, se van a venir abajo, porque la primera justicia y la primera venganza de los españoles se perpetrará el ya próximo 28 de noviembre, cuando los catalanes den la espalda y hundan al PSC. Entonces será el llanto y crujir de dientes.


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