Valencia Opinión Revista - Noticias de la Comunidad Valenciana y sus pueblos

Polvos revolucionarios

Pío Moa

--Qué curiosa es mi madre, ¿verdad? -comentó Lluïsa

--Mucho. No me lo esperaba… Tengo yo también una curiosidad: ¿cuál es la verdadera relación entre tus padres? ¿Por qué duermen en habitaciones distintas, si no es meterme donde no me llaman?

Me miró dubitativa

--¿No te lo ha contado mi hermano?

--Algo me ha dicho, pero muy vagamente.

--Verás, mis padres estaban bastante unidos hasta hace cosa de un año. Empezaron a pelearse porque mi madre decía que él la estaba explotando, que la mujer siempre está explotada en el capitalismo y que él seguía teniendo alma de burgués. Porque la verdad es que la mujer está doblemente oprimida en el capitalismo, ¿no crees?

--No sé… Es lo que siempre se dice…

--Pero ¿qué clase de revolucionario eres tú? ¿Acaso lo dudas?

--Bueno, yo creo que en una sociedad autoritaria todos estamos oprimidos. El poder oprime a todo el mundo necesariamente -casi me reía al decir esto, pensando en los muy dudosos beneficios que había traído la revolución a la gente.

--Sí, sí, pero las mujeres mucho más. Soportamos el doble de opresión. ¿Por qué no se nos permite hacer en todo como los hombres? Además, tenemos que parir y criar a los hijos, y eso supone una desigualdad…

--Sintiéndolo mucho, ahí no podemos sustituiros.

--¡Te burlas! -dijo con rabia—En la Unión Soviética no es así. Allí sí hay igualdad real. Las mujeres son ingenieros, militares, cualquier otra cosa. Igual que los hombres.

--¿Lo has visto?

--No necesito verlo. Leo la prensa, leo las estadísticas, conozco la política del partido.

-- Me parece muy bien, así será. Que las mujeres entren en los trabajos y las tareas que han inventado los hombres, me parece justo. En cambio nosotros nunca podremos dar a luz, y ahí seguirá habiendo desigualdad.

Se puso tensa y noté que se enfadaba de verdad.

--A lo mejor, cualquier día las mujeres decidimos no tener más hijos, y así se acaban las desigualdades.

--Bueno, lo harán las mujeres que piensan como vosotras, pero la mayoría no. Vuestro cuerpo está diseñado para tener hijos, y vuestro ánimo, para criarlos..

Me miraba con rencor, y para evitar la trifulca y aliviar su enojo desvié ligeramente el asunto.

--Claro que después de todo nadie es hombre o mujer por elección. Eso le toca a uno al margen de su voluntad… ¿Y no te extraña que nazcan tantos varones como mujeres?

--¿Qué tiene eso de raro? Es la naturaleza.

--Claro, pero ¿cómo sabe la naturaleza el número necesario de unos y de otros? Porque hay familias que solo tienen chicos o chicas, y pocas tienen de los dos por igual. Y hay bastante gente sin descendencia. Sin embargo, tengo entendido que en conjunto vienen a salir la misma cantidad de unoos y de otras cada año, con muy poca diferencia.

--Pues a mí me parece lo más natural…

--Será natural, pero es extraño. Como si hubiese por ahí una inteligencia capaz de calcularlo… Más lógico sería que en la sociedad pasara lo mismo que en las familias, y por ejemplo, hubiera unos años con gran mayoría de niñas y otro con gran mayoría de niños, incluso con la totalidad de uno o de otro. Además, ¿cómo sabe la naturaleza que un hombre debe tener tales y cuales características y una mujer tales otras?

-- Ja, ja... Vaya, veo que eres como Paco, siempre inventando problemas ridículos. Una inteligencia, dices, un espíritu, vamos, ¿Tú crees en los espíritus? Eso no tiene nada que ver con la ciencia. Verdaderamente los anarquistas… Cuántas contradicciones tenéis…Pero cuéntame más en detalle cómo fue lo de ese tiro que te dieron

--Cuéntame tú primero lo de tus padres.

-- Pues en resumen y sin entrar en lo que no te incumbe, te diré que yo coincido con mi madre en lo general de la opresión femenina, pero no me parece que mi padre la haya oprimido a ella ni nada por el estilo. Mi padre es muy inteligente y siempre nos ha tratado bien, antes de hacerse comunista y ahora. Nunca fue un déspota, aunque se llevaba cada vez peor con Paco y con Carme. Pero hace cosa de un año, mi madre encontró a una camarada muy feminista

--Pero el feminismo ¿no es un movimiento pequeño burgués?

--Sí, quiero decir que ella es del PSUC, pero dentro de eso se toma la cuestión femenina con una especie de furia, como una obsesión. Además es lesbiana, y creo… bueno, sé, que ha conseguido arrastrar a mi madre…

--¡Qué barbaridad! ¿Permite eso el partido?

--No lo permite, pero su marido es un intelectual francés conocido, que también es homosexual, y al partido le interesa mimar a esa gente. Por mí, que mi madre haga lo que quiera con su cuerpo --había hostilidad en su voz--, pero a mi padre le ha hecho sufrir mucho, injustamente. Y ella ha empeorado, su carácter se ha vuelto… como de cuero. Correoso, muy desagradable. Yo nunca me llevé bien con ella, desde pequeña. Paco era su favorito. Pero antes era más humana.

--¿Y por qué no se separan?

--Porque mi madre es de familia pobre y no tiene adónde ir. Y porque existe la disciplina de partido y tienen que hacer…--se detuvo, quizá pensando que iba muy lejos en sus confidencias— En fin, que hay una disciplina, y más en estos tiempos de guerra. ¿Contento? Ahora cuéntame lo tuyo.

--¡Si ya os lo he contado todo, no hay más que añadir!

--Pues te diré que no te creo. Es más, te lo diré abiertamente: pensamos que habéis tenido algo que ver con lo de Companys. Es mucha casualidad vuestra desaparición justo ese día, y tu herida. Además, ¿por qué no ha salido nada en la prensa de tus hazañas en Tarragona? Esa noticia no habría perjudicado la imagen de unidad antifascista, al revés. Anda, contéstame a lo que te preguntó mi madre.

--Eres igual de curiosa. Bien…¿que cómo se llamaban aquellos tipos? Eran dos, Sebastián Cruells y Fernando Pérez. Un poco mayores que yo, como de veinte años. No conozco el nombre de su protector en la Esquerra, pero si te interesa puedo averiguarlo. Y si no salió en la prensa ya saldrá. Deben de estar esperando a capturarlos, para que la noticia no quede como un fracaso.

Podían descubrir fácilmente la mentira, si lo investigaban, y la posibilidad entrañaba cierto peligro. Aun así no me preocupaba demasiado. Si insistían les diría que no tenía ninguna obligación, como cenetista, de informar sobre mis andanzas a unos comunistas que nos estaban atacando continuamente.

--Ya veremos. Sigo sin creerte... ¿Eres celoso?

--No se debe ser celoso, creo

--No pregunto si se debe o no se debe, sino si lo eres.

-- ¿Lo dices porque tú te vas con cualquiera que te guste?

--Sí, me voy con cualquiera que me guste, pero me gustan pocos, y generalmente por poco tiempo. ¿Es que te da igual?

--No sé… Cada uno ha de ser libre, sin ataduras -recité.

--Yo creo que esto que hacemos es como tomarse un vaso de agua cuando tienes sed, como decía Kollontai. ¿Por qué se han inventado tantos tabúes sobre el sexo? ¿Por qué has de reprimirte? Hoy existen medios para no quedar embarazada, que es lo que perturba todo…

--¿Y el amor no cuenta?

--El amor es solo una ilusión idealista, lo que cuenta es la necesidad fisiológica. Cuando sales de ella, solo consigues crear una relación de poder, de dominación. Y económica. Y la mujer es casi siempre la víctima, está sometida y doblemente explotada, ni siquiera cobra por su trabajo y ha de depender del sueldo del marido. Es injusto.

--Pero el marido suele entregar la mayor parte del sueldo a su esposa. No lo gasta exclusivamente en él. Eso solo puede hacerlo por amor, o bien por sumisión si lo prefieres. En todo caso, es altruismo. ¿Qué le costaría quedárselo todo, decir que su salario era suyo y mandar a la mujer a ganarse el pan como obrera textil, o labrando la tierra, o de puta? Y que se apañara con los hijos. Después de todo, ¿no decís que los hijos no son del padre, que hijos sí, maridos no?

--¡Bah, pamplinas! Discursos de pequeñoburgueses reaccionarios.

--Te diré más: ¿te das cuenta de la enorme masa de pensamiento, de ciencia, arte, técnica, literatura que han creado los hombres a lo largo de siglos? Todo eso, ¿no tendríais que considerarlo ajeno y hostil las mujeres, por haberlo creado vuestros opresores?

--Pero la mujer apenas ha participado de todo eso, no se le ha permitido.

-- No se le ha permitido a nadie, gran parte de esas cosas se han hecho contra corriente, con muchos esfuerzos y riesgos. Y tampoco hemos participado en todo eso la inmensa mayoría de los hombres, y sin embargo consideramos a Cervantes nuestro, aunque no sepamos escribir como él. Las mujeres corrientes también consideran suyo ese legado, pero las mujeres como tú tenéis que considerarlo opresor, obra de vuestros enemigos, y quedaría muy feo que encima quisierais apropiároslo.

--Yo no digo que lo malo sean los hombres, es el sistema.

--Un sistema creado por hombres para explotar a otros y para someter y oprimir doblemente a las mujeres, de lo que se benefician todos ellos, ¿o no es eso?

--Mira, chico, deja de lucubrar, que ya resultas cansino. El arte y el pensamiento son proletarios o burgueses. No existe una cultura neutra. O es una cosa o la otra. Nosotros sabremos discernir y tirar al basurero de la historia lo que no ayude al progreso. Y a los que se opongan al progreso.

Su voz sonó soñolienta, mientras me daba la espalda. Abracé su cuerpo y nos dormimos.

(De Moments fotuts de la història, Vicent Vallejo Valls)


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