En éstos dÃas de clara confusión ideológica, recibo con cierta tristeza, el intento de refundar algunos principios fundamentales sobre los que se basa el ideal fundacional del Partido Popular: el Humanismo Cristiano. Pero, ¿sabemos bien su significado?
El Humanismo Cristiano es una técnica social que defiende una plena realización del hombre y de lo humano dentro de un marco de principios cristianos. Entre sus principales exponentes se encuentra Jacques Maritain. Efectivamente, la visión cultural —o filosofÃa polÃtica de inspiración cristiana— que Maritain desarrolló con extraordinaria precisión y profundidad en varias de sus obras, particularmente en Humanismo Integral y en El Hombre y el Estado, que son el fundamento principal de lo que hoy llamamos "Humanismo Cristiano", el que, a su vez, es una de las primarias del desarrollo mundial del estamento polÃtico demócrata cristiano, iniciado en América y en el Norte Latino en la primera mitad del siglo XX. Cabe destacar aquà la importancia de dos conceptos fundamentales en dicha visión cultural: "filosofÃa polÃtica" y "humanismo integral", porque sobre ellos descansa, en el orden filosófico, el Humanismo Cristiano contemporáneo.
Por su parte, el concepto humanismo integral ha pasado a formar parte plena de la Doctrina Social de la Iglesia a partir del hecho, ciertamente inusitado, de que Pablo VI en su encÃclica Populorum Progressio (1967), citando como ejemplo precisamente el libro Humanismo Integral, haya declarado: "42. Tal es el verdadero y pleno humanismo que se ha de promover".
Por su parte, el beato Juan Pablo II no solamente ha ratificado esa declaración en su encÃclica Sollicitudo Rei Socialis (1987), conmemorativa de los veinte años de la Populorum Progressio, sino que ha convertido el concepto "humanismo integral" en parte sustancial de su preocupación por "la cuestión cultural de nuestros tiempos, tema central de su Pontificado: "Juan Pablo II ha servido como centinela en la tradición de Maritain ha continuado los esfuerzos de Maritain para establecer las bases intelectuales de una teorÃa personalista de la democracia y de un "humanismo integral"."
"El hombre del humanismo cristiano - dice Maritain - sabe que la vida polÃtica aspira a un bien común superior a una mera colección de bienes individuales... que la obra común debe tender, sobre todo, a mejorar la vida humana misma, a hacer posible que todos vivan en la tierra como hombres libres y gocen de los frutos de la cultura y del espÃritu... aprecia la libertad como algo que hay que ser merecedor comprende la igualdad esencial que hay entre él y los otros hombres y la manifiesta en el respeto y en la fraternidad y ve en la justicia la fuerza de conservación de la comunidad polÃtica y el requisito previo que llevando a los no iguales a la igualdad, "hace posible que nazca la fraternidad cÃvica..."
Maritain ha propuesto el ideal del Humanismo Integral o de la denominada Nueva Cristiandad: «Este nuevo humanismo, sin común medida con el humanismo burgués y tanto más humano cuanto no adora al hombre, sino que respeta, real y efectivamente, la dignidad humana y reconoce derecho a las exigencias integrales de la persona, lo concebimos orientado hacia una realización socio-temporal de aquella atención evangélica a lo humano que debe no sólo existir en el orden espiritual, sino encarnarse, tendiendo al ideal de una comunidad fraterna».
No obstante, el autor Vicente Alejandro Guillamón aportó en 1997 una nueva visión del Humanismo Cristiano, rebautizada como Neopersonalismo Cristiano, que entronca directamente con tesis más liberales o libertarias, que se pueden traducir en claras opciones polÃticas tanto actuales como de futuro.
Este autor entiende que el significado de persona, desde el pensamiento cristiano, atribuye a cada una de las personas individualmente la dignidad suprema, sin poner a una por encima de otra, al contrario que Mounier y Maritain, quiénes explicaban que el personalismo comunitario equivale a decir que el ser humano adquiere su personalidad básicamente en el grupo en tanto que un miembro de la comunidad, y no por sà mismo.
¿En qué se distingue para este autor el personalismo del individualismo? En que el individualismo es una filosofÃa que endiosa al hombre convirtiéndole en el centro del universo, mientras que el personalismo parte de la concepción cristocéntrica del cristianismo. Lo fundamental, para Guillamón, está en exaltar la libertad de la persona frente al Estado. La institución estatal, señala, es burocracia y voracidad recaudatoria. "El Estado nunca deja de ser un peso muerto, un ente sin alma y sin entrañas, sin rostro y perfil personal".
En definitiva, esta nueva visión del Humanismo Cristiano, se trata de una defensa largamente reflexionada de la primacÃa absoluta de la libertad frente a cualquier otro poder, o lo que es lo mismo: la reducción al máximo -lo mÃnimo imprescindible- de las funciones del Estado, tomando como ejemplo constructivo el carácter antidogmático de las revoluciones inglesa y norteamericana y cuestionando las posturas anticapitalistas arcaizantes de quienes atribuyen al capitalismo todos los males del tercer mundo.
Ambos conceptos, se complementan entre si, poniendo en el centro del Humanismo, los valores Evangélicos y Cristianos, como antesala de toda acción polÃtica. El espÃritu laicista que impera en Europa -y más acusado si cabe en España-, nos lleva a la laxitud de los ideales, relegando el Humanismo Cristiano, a un plano meramente simplista y carente de valores éticos y morales, eliminando de raÃz todo lo que tiene que ver, con la tradición cultural europeo-grecolatina. Dejar de lado, los principios del Humanismo Cristiano, es permitir el triunfo de los ideales masónicos, auténtico peligro por su exaltación diabólica y su activismo a favor de los ideales laicistas, dejando correr el terror cabalÃstico en las mentes de todo el que escucha el mensaje anti-humanista. Europa debe volver sus ojos sobre el espÃritu fundacional de la cultura del sacrificio, de la responsabilidad, de la verdad, del espÃritu, recogiendo el testigo espiritual, que nos ha sido transmitido a lo largo de los siglos. Abandonar nuestra cultura HumanÃstica y Cristiana, nos aboca a una visión mundana, alejada de lo espiritual, de todo aquello que deja un poso sobre la moral y la ética. Quizás las posturas melifluas, sobre las que baila el Partido Popular, pueda ser el origen de una laxitud en las costumbres y en la forma de actuar de algunos de sus miembros, que quieren borrar de su ideario fundacional, todo aquello que pueda hacer doler sus conciencias.
Pensemos bien lo que vamos a hacer, y reflexionemos sobre aquello que de verdad, es la esencia de nuestra vida social y personal.