Valencia Opinión Revista - Noticias de la Comunidad Valenciana y sus pueblos

Nuevas formulas para obtener tu vivienda.

Joaquín Gaitano Palacios

Mucho se ha vertido sobre la conveniencia de optar a una vivienda en propiedad o mantenerse de por vida en régimen de alquiler. La preferencia nacional, a diferencia de otros países de nuestro entorno, se perfila a una gran mayoría que prefiere tener la suya propia, consecuencia de tal preferencia ha llevado, en los años de bonanza, al hipotecado masivo de la población. No es este el espacio que va a ocupar el criticar determinadas formas de actuar de entidades bancarias o la alocada fiebre que nos invadió en la compra de semejante bien sin calcular las posibilidades económicas futuras con las que podríamos contar, la situación es la que es y hay que arbitrar nuevas formulas que satisfagan tanto a propietarios, promotores y futuros compradores.

En un diario Catalán he podido observar nuevas formulas o alternativas que posibiliten el binomio de compra o alquiler. La realidad actual es que muchas familias no tienen suficientes recursos de ahorro que les permita hacer la primera entrega para la compra de la vivienda y, si la tuviera, a la vista de nuestra situación de desconfianza socio-laboral, tampoco hace muy atractivo desprenderse de los escasos recursos económicos de que se disponen, a todo ello se suma la intransigente postura de las entidades bancarias a las que solo les falta solicitar que el "supremo hacedor" les certifique una garantía media de vida y salario del plausible comprador.

Las formulas que se barajan son varias y lógicamente a valorar el punto de vista de las diferentes Administraciones así como diferentes aspectos jurídicos y de fiscalidad.

La de la propiedad compartida.

Esta modalidad permitiría la compra de la vivienda de una forma gradual de acuerdo con las posibilidades familiares sin necesidad de descapitalizarse. El comprador es propietario de una parte del bien, con el uso y disfrute de la vivienda y plena disposición de la parte de propiedad. Podrá ir comprando la vivienda poco a poco suplementando, según posibilidades, con pequeños créditos. Qué duda cabe que muchos promotores con disposición de viviendas vacías sin posibilidad de salida por la escasa financiación bancaria estarían dispuestos a facilitar esta fórmula a los nuevos compradores.

Con derecho a la superficie.

El consistorio de cualquier población que apostara por esta opción, con la misma no se vendería el suelo que sigue siendo propiedad del Ayuntamiento sino el derecho a la vivienda por un largo periodo de años, esta posibilidad es la más aconsejable para aquellas personas con cuya renta no pudieran afrontar el precio del alquiler. No solamente las diferentes Administraciones podrían arbitrar tal medida, las asociaciones de promotores y el sector privado pueden negociar a su vez con las partes.

La venta diferida.

Nada descabellado supone el que en el momento de la adquisición el comprador pague aquella cantidad de la que dispusiera y difiera el resto dentro de lo que acuerden las partes.

Posibilidades como las que se está sometiendo a estudio en la Generalitat de Catalunya consistente en la aplicación del modelo con derecho a superficie con una venta diferida del valor del suelo sería una excelente opción para la venta del stock de la ingente cantidad de viviendas vacías que existen en la actualidad. En definitiva se trataría de dividir la hipoteca en dos partes una en manos del comprador de acuerdo con lo que pudiera pagar y la segunda que quedaría en manos del propietario.

Posibilidades y formulas existen, solo se necesita la voluntad de administraciones, asociaciones y particulares que hagan posible el dar la facilidad para que familias con recursos limitados puedan optar a su vivienda.

Idílico sería pensar que las entidades financieras se "cubrieran de humanidad", cosa improbable, se pusieran las pilas y mirasen más por la rentabilidad que les supondría a largo plazo y no del inmediato beneficio anual de resultados.

Que las diferentes Administraciones destinen y se hagan participes en beneficiar a los ciudadanos con aportaciones anuales para el fin de cualquier fórmula que aquí se han apuntado, consecuentemente el beneficio a corto y largo plazo repercutiría también en las mismas.


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