Juan Pascual
Los Goya en realidad no son más que una reunión de trabajadores del mundo del cine para darse unos premios los unos a los otros. No deberían tener mayor importancia que una reunión de panaderos, de ingenieros o de trabajadores del sector del automóvil. ¿Qué razones hay para dedicarles la publicidad gratuita de que disfrutan?. Se podría aducir que el arte y el entretenimiento poseen una gran importancia en nuestras vidas, por lo que toda información y publicidad sobre aquellos que creasen obras de arte, o por lo menos películas seguidas por el público, sería justa y hasta necesaria. Sin embargo este no es el caso de nuestros actores, directores y guionistas. Estos son no son capaces de crear ni obras de calidad ni obras que cuenten con un mínimo favor del público. Y por supuesto no se conoce obra alguna generada por nuestros artistas que aúne ambas propiedades.
Toda esta falta de talento se ve compensada por las subvenciones que reciben del ministerio de cultura y de otras entidades. ¿Deberían merecer más censura las ayudas al cine que a otras industrias ruinosas? Por supuesto, desde el momento en que la mayor parte de los cineastas españoles se han dedicado a utilizar sus películas como vehículos de propaganda de la izquierda, que en España es prácticamente ultraizquierda. Películas de la Guerra Civil maniqueas hasta la repugnancia, incluso si son en parte del género fantástico como El Laberinto del Fauno. Películas ridículamente anticapitalistas como El Método. Películas estúpidas, aburridas y con menos argumento y casi el mismo número de escenas de sexo que una porno como Mentiras y Gordas, con guión de la ex-ministra Sinde.
El gobierno del PP debería plantar cara de una vez a esta división ideológica de la izquierda radical española. Desde siempre ha prevalecido el miedo de la derecha a hacer frente a los autodenominados miembros del mundo de la cultura, en los que se incluyen nuestros artistas del cine. El PP, capaz de enfrentarse a los sindicatos, teme ser acusado de cavernícola franquista destructor de la cultura. Pero es que esta imagen es un tópico creado por la propia izquierda. Es ridículo que la derecha se considere menos cercana a la cultura que unos actores incapaces de vocalizar y unos cineastas incapaces de escribir un guión que no sea una sucesión de tópicos izquierdistas. Sin embargo, así es. La última esperanza radica en que con la excusa de la crisis se cierre la principal fuente de alimentación que mantiene vivo a este colectivo. Pero, como en otros asuntos, si esa cosa que llaman Europa y que no es más que Francia más Alemania no nos obliga, me temo que no se hará nada.