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Los falsos agentes sociales

Luis del Pino

El ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, ha declarado que el acuerdo alcanzado con patronal y sindicatos para recortar las pensiones a los españoles tiene una importancia similar a los famosos Pactos de la Moncloa, que sirvieron en su día, al principio de la Transición, para garantizar un cierto clima de baja conflictividad laboral en momentos especialmente difíciles para España.

Me parece especialmente insultante esa comparación.

Cuando se alcanzaron los Pactos de la Moncloa, en España existía un auténtico movimiento sindical. Los sindicatos disponían de estructura, de afiliados, de capacidad de movilización y, sobre todo, de independencia. De hecho, fueron las fuerzas sindicales, y no los partidos políticos, los que llevaron la voz cantante en la oposición al franquismo y, llegada la democracia, gozaban por ello de predicamento y de legitimidad entre un importante sector de la opinión pública.

De ahí que tuviera sentido calificar a los sindicatos como "agente social", porque era cierto que representaban, en sentido estricto, los intereses de una parte no desdeñable de la opinión pública. Y de ahí que tuviera sentido negociar con ese "agente social", porque a través de ese "representante" se estaba negociando con todo ese sector de la opinión pública que se podía sentir identificado con, o defendido por, los sindicatos.

Con el correr del tiempo, ese movimiento sindical fue progresivamente descafeinado, domesticado y apesebrado, merced a una generosa y constante aportación de fondos públicos, que terminó transformando a los sindicalistas en funcionarios liberados que convirtió las manifestaciones del 1 de mayo en liturgias caducas y forzadas y que hizo que el jersey de cuello vuelto de Marcelino Camacho se viera desplazado por las mariscadas pantagruélicas y los cruceros de lujo.

Como resultado, los sindicatos han perdido toda independencia frente al estado que les financia, y con ella todo el predicamento, toda la legitimidad y toda la capacidad de movilización. Lo único que mantienen es una buena estructura, pagada a escote por todos los españoles.

Los denominados sindicatos mayoritarios no representan ya a nadie. No son un "agente social", por cuanto sólo son portavoces de sus propios intereses, concretados en las subvenciones con cargo a los presupuestos públicos. Por tanto, cuando el Gobierno se sienta con ellos alrededor de una mesa, no está ya negociando con ningún sector de la sociedad.

Ayer, el Gobierno no ha pactado con ningún agente social la reforma de las pensiones. Con quien ha pactado esa reforma es, única y exclusivamente, consigo mismo. Porque los sindicatos no son otra cosa que un empleado a sueldo del Gobierno. Y la escenificación del "acuerdo" con los sindicatos no persigue otro objetivo que tratar de convencer a la opinión pública de que los recortes cuentan con el aval de los "representantes" de los trabajadores, cuando nada podría estar más lejos de la realidad.

Los trabajadores españoles no han avalado ayer ninguna reforma de las pensiones. Por la sencilla razón de que no cuentan, en estos momentos, con nadie que les represente y que pudiera "negociar" con el Gobierno en su nombre.


1 Opiniones
  • Xelito

    02.02.2011

    No tiene desperdicio, efectivamente lo del "acuerdo social" es solo el titular de la foto

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