PÃo Moa_______________________
Movimiento 15-M
Unos miles de descerebrados desafÃan la ley y el Gobierno se hace cómplice de ellos. ¿Y cómo podrÃa ser de otro modo si el responsable del orden público es mucho más delincuente que los descerebrados?
Cuando la quema de conventos, bibliotecas y centros de enseñanza por las izquierdas a poco de empezar la república, Azaña impidió que el Gobierno cumpliese e hiciese cumplir la ley. Y, orgulloso, a las cuatro de la noche, "Llevé a Maura al balcón, le mostré la Puerta del Sol, y le dije: "¿Ve usted? Nadie. ¿Cuál serÃa ahora nuestra situación y la de la República si hubiese ahà tendidos unos cuantos muertos?"".
La anécdota refleja muy bien la frivolidad y necedad del Azaña polÃtico: se habÃa convertido en cómplice de una masiva vulneración de la ley en lugar de defenderla, so pretexto de que podrÃa haber algún o algunos muertos. No tenÃa por qué haberlos, desde luego, pero ese es un riesgo que un gobernante debe asumir, por su propio compromiso, o dimitir. Otro problema era que toda la demagogia de los republicanos incitaba a tales cosas, de las que luego querÃan hacerse los desentendidos. Las consecuencias fueron que la república se inauguró con una grave quiebra del Estado de derecho, la cual dividió moral y polÃticamente al paÃs y que, establecido el precedente de la impunidad, la república ya solo subsistió a trancas y barrancas con leyes tan brutales como la de Defensa de la República, censura y estado de excepción casi permanentes. La guerra civil vino, en última instancia, porque la base de la paz cÃvica, que es el respeto a la ley, fue pisoteada desde el principio y con creciente gravedad por las izquierdas.
El actual deterioro del Estado de derecho comenzó cuando Alfonso Guerra decretó el fin de la división de poderes y Felipe González intentó imponer una "ley anti difamación" para proteger la oleada de corrupción de su partido y utilizar el poder judicial a su favor. Un proceso de corrosión paralelo fue la "salida polÃtica" para los etarras -que convertÃa el asesinato en un modo premiable de hacer polÃtica-, combinada con el GAL. Aznar frenó, insuficientemente, el deterioro, pero con el funesto presidente actual ha llegado la quiebra: colaboración abierta con la ETA, corrupción de jueces y del Tribunal Constitucional, ley totalitaria de "memoria histórica", leyes perversas contra la familia y la vida humana, etc. Todo lo cual deriva lógicamente de las ideas de base de estos individuos que se consideran "rojos", de las viejas demagogias nunca del todo abandonadas, de su desprecio por España...
La situación puede resumirse en los últimos episodios: unos miles de descerebrados desafÃan la ley y el Gobierno se hace cómplice de ellos. ¿Y cómo podrÃa ser de otro modo si el responsable del orden público es mucho más delincuente que los descerebrados, como colaborador y chivato de la ETA, portavoz del GAL y primer transgresor de la llamada jornada de reflexión? Repito lo de siempre: o la democracia acaba con estos delincuentes o estos delincuentes acaban con la democracia.
Silvia
Si estos del 15-M son los anarquistas de toda la vida. no habrÃa que hacerles el menor caso.
Hermenegildo
Los jovencitos que votan a hora no tienen ni idea de lo que fue el GAL. Y tampoco de lo que significó el "NO A LA GUERRA". Aquello (lo último) significó una persecución contra todos los que votábamos PP o éramos conservadores. Ahora se está fraguando eso mismo.
DarÃo
¡Es verdad!. La ley que restaura el "delito de opinión". Como no pueden soportar que las tertulias polÃticas sólo sean conservadoras, van a procurar que no haya ningún tipo de tertulia, porque la izquierda sabe que no puede razonarse su ideario, que no es otro que el de destruir a la derecha y lo que ésta haya hecho.
Felipe
Claro Andrés:¿por qué crees que se puede reescribir la historia?. Porque a los de la generación del inicio de la democracia se nos ha ocultado lo que ocurrió desde 1915 hasta 1978 y si me apuras a los más jovencitos se les oculta lo que significó el felipismo para los españoles.
Andrés
Excelente artÃculo-recordatorio don PÃo Moa: mi más sincera felicitación. Y asusta ver cómo poco a poco se reescribe la historia.
Julián
No puedo creer que Alfonso Guerra decretara algo asÃ, no porque Alfonso Guerra sea santo de mi devoción, sino porque alguien con cerebro pudiera tan sólo atreverse a sugerir algo asÃ. Es indignante.