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La ciudad de Valencia y más de cien localidades de la diócesis organizan bendiciones de animales por la celebración hoy de San Antonio Abad

La ciudad de Valencia y más de un centenar de localidades de la diócesis de Valencia conmemoran la festividad de San Antonio Abad, que se celebró ayer con misas, procesiones y la tradicional bendición de animales.
En la ciudad de Valencia, se ha celebrado una misa en la parroquia de San Antonio Abad situada en la calle Sagunto, según ha indicado a la agencia AVAN el párroco Javier Sevilla. Tras la eucaristía ha tenido lugar la bendición de animales que han desfilado a lo largo de toda la mañana por la calle Sagunto.
Igualmente, tuvo lugar la "crem" de la tradicional hoguera en la calle, tras la celebración de una misa en el templo parroquial, ha añadido el párroco.
Asimismo, durante todo el día en frente de la parroquia estuvo instalado el "porrat" o feria de San Antonio Abad donde se venden productos tradicionales y frutos secos. El mercado tiene un puesto para la recogida de alimentos para el economato interparroquial de Cáritas.

Por otra parte, la localidad valenciana de Albal celebró San Antonio con una misa a las 19 horas y con las tradicionales hogueras. Igualmente, la bendición de animales tuvo lugar en la calle de l"Eixample.

Además, en Catarroja la parroquia San Antonio de Padua acoge cuatro misas y bendiciones de animales domésticos y el domingo a las 12 horas tendrá lugar el desfile de animales por las principales calles de la localidad. En Paiporta, la cabalgata ha partido desde la avenida Jaime I tras la celebración de una eucaristía en la parroquia de San Jorge Mártir.
Asimismo, entre las localidades que celebran a San Antonio hay algunas que tienen parroquias dedicadas a él como Alcublas, Alginet, Canals, Casas de Moya, Casas de Pradas, Cerdá, Cullera, Fortaleny, Gilet, Los Isidros, Quesa, Rafelbunyol, San Antonio de Benagéber y Sumacárcer.
San Antonio Abad nació en el seno de una acomodada familia de Egipto en el año 250 y optó por el consejo evangélico del desprendimiento y la entrega de todos los bienes a los pobres, retirándose al desierto. A pesar de ello muchos intentaron seguirlo, por lo que introdujo una nueva etapa en la vida religiosa organizada de forma comunitaria, en lugar del aislamiento individual.
El pequeño cerdo que tradicionalmente la iconografía sitúa junto a San Antonio "desde tiempos inmemoriales" no representaba inicialmente al patronazgo del santo sobre los animales, en contra de la creencia popular, sino que "simboliza la tentación de que fue objeto por el demonio cuando permaneció en el desierto, absteniéndose de comer carne".

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