Por Vicente Nadal El arco de Cabanes está situado junto a la vía augusta. En este punto, se cruzan este importante eje viario, que desde la costa, se dirige hacia tierras de Teruel. Está de forma paralela a la vía, de manera que desde ella solo puede observarse su cara oeste. A su alrededor se encontraron restos de un yacimiento romano, actualmente arrasado, que debió ejercer como hostal o taberna. La parte conservada del monumento corresponde a los dos pilares y el arco de un sólo vano. Su altura de 5´8 metros y a nivel de las impostas. La planta del monumento forma un rectángulo de 6´93 por 1´36 metros. La estructura de los pilares es sencilla. El origen de este tipo de monumentos tiene un claro sentido triunfal, relacionado con la victoria de generales y emperadores, y, por lo tanto, con marco carácter oficial, pero arco de Cabanes, más que conmemorativo, podía haber sido construido como un monumento privado de carácter honorifico-funerario. Su aspecto y proporciones no debieron de ser muy diferentes al de Jérica, que se conoce tan solo por la inscripción que aquí falta y que debió ocupar la parte central del friso. El estudio de sus escasos elementos decorativos y de las peculiares soluciones arquitectónicas empleadas permite aproximar una construcción de las primeras décadas del siglo II. Si el arco de Cabanes es una de las piezas más importantes del siglo II, y mejor conservadas, en 1997, en la calle Trinquete de Caballeros y los muros del palacio Valeriola, lo fue la iglesia de San Juan del Hospital. Se trata de la aparición de parte de la espina del circo romano de Valencia, monumento como hemos hecho mención del siglo II, que se destinaba a carreras, espectáculos y representaciones que conmemoraban los acontecimientos del Imperio. La espina que se encontró bajo la Iglesia de San Juan del Hospital, era un elemento alargado de piedra y guijarros que partía en dos las calles de arena del circo por donde corrían las cuadrigas. Sólo cinco circos en España tenían un diámetro similar de 350 metros de largo por 70 de ancho. Los cimientos del circo de Valencia, separado del entorno del foro, que se sitúa bajo la actual plaza de la Virgen, pero visible parcialmente en las excavaciones del museo de la Almonia, coinciden en la superficie exterior con otros edificios, como la sede de CC.OO., el Hotel Palacio Marques del Caro y la iglesia de Santo Tomás Apóstol. Pero solo han salido a la luz en la iglesia de San Juan del Hospital. La constatación de este fragmento, arrojó interesantes deducciones, ya que se destierra la idea de que Valencia era en sus orígenes sólo una villa de Sagunto. La constatación de la existencia de un monumental circo con capacidad para 10.000 personas es un argumento esgrimido por los investigadores para asegurar que en realidad esta urbe tuvo características imperiales. La forma de vida romana en el siglo II en Valencia es la agricultura, la producción de vino y aceite. Se implantó un sistema de explotación agrícola racional del territorio, que se estructuraba en torno a las "villae", íntimamente relacionadas con las ciudades, se sabe, por testimonios de la época y por investigaciones arqueológicas, que, en tierras valencianas, fue especialmente importante el cultivo del aceite y del vino, productos privilegiados en el mundo latino. También la elaboración de salazones en las comarcas costeras más meridionales con costas de cantiles rocosos, es especialmente rica en cuanto a testimonios del aprovechamiento de los recursos del mar, la pesca y sobre todo, ciertas actividades industriales derivadas de está. Viveros de peces y balsas, o depósitos para su trasformación. El siglo II, fue sobre un siglo de esplendor, para toda la Comunidad Valenciana, pues se realizaron grandes obras en todos los ámbitos, en la pesca, en la agricultura, en las salinas, avanzándose y modernizando todos los ámbitos.