Ibiza Melian
El sábado mi padre y yo aún charlábamos sobre la tertulia polÃtica de la noche anterior. Que como siempre duró hasta altas horas de la madrugada. Y más concretamente sobre los planteamientos esgrimidos por Frédéric.
Frédéric explicaba que la irrupción de la estructura polÃtica bajo la fórmula del Estado, tal como hoy la concebÃamos, se gestó entre los siglos XVI y XVIII. Antes existieron dispares sistemas: las sociedades prepolÃticas, la ciudad o la polis, el imperio, las poliarquÃas feudales,…Inclusive se vaticina que con toda probabilidad en el futuro se darán otros modelos. Además la organización estatal ha ido evolucionando con el paso del tiempo.
Atendiendo a la óptica del Estado constitucional:
Primeramente aparecerÃa el "Estado liberal de derecho", que rompe con el absolutismo anterior. Cuyo propósito estribaba en proporcionar a los ciudadanos una serie de libertades individuales. Adoptando el gobierno una postura de no intervención en el ámbito privado de cada cual. De ahà la célebre frase "laissez faire, laissez paser" (dejad hacer, dejad pasar).
A continuación, con la industrialización, aflorarÃa una nueva clase social, el proletariado. En la que estarÃamos hoy en dÃa incluidos gran parte de los mortales, claro que si tenemos suerte y no estamos engrosando las listas del paro. Quienes reclamaban su derecho a participar en la vida polÃtica, en pro de defender sus intereses en sede parlamentaria. Ya que hasta ese instante exclusivamente disfrutaban del sufragio un determinado número de personas, los más capaces económica y socialmente. Derivando tales reivindicaciones hacia la soberanÃa popular. Ese serÃa el comienzo del "Estado democrático de derecho".
Actualmente el arquetipo vigente es el "Estado social y democrático de derecho". Con él se persigue la igualdad entre los hombre, debiéndose proporcionar a aquellos que no alcancen los mÃnimos requeridos el acceso a ciertos derechos sociales básicos, como la sanidad o la educación.
En estos momentos se especula con una nueva generación de derechos, que será perentorio avalar: a la paz, al medio ambiente y a las tecnologÃas de la información y la comunicación.
No obstante, si se ha dado esta profunda trasformación durante los últimos siglos, resulta irrisorio que ahora se emplee como arma arrojadiza contra el adversario, la acusación de abogar por la primera etapa del Estado: "El Estado liberal de derecho". Cuando esa faceta, la inicial, ya se ha superado sobradamente. Lo que ocurrió por ejemplo durante los pasados comicios europeos, donde se difundieron reiteradamente erráticos mensajes electorales sobre este aspecto.
Mas, como bien expuso Frédéric Bastiat, en su obra: "lo que se ve y lo que no se ve", muchas de las nefastas consecuencias que acontecen, provienen mayormente de decisiones polÃticas. Que originariamente quizás se esbozaran con una excelente intención, pero que suelen acabar desembocando en una alteración del equilibrio de las fuerzas espontáneas del mercado. Perjudicando a unos y beneficiando a otros arbitrariamente.
No mostrándose factible valerse de esos supuestos derechos sociales que se exige proteger, y que todos defendemos, para engordar el tejido burocrático. España cuenta con un empleado público por cada 15 habitantes, en tanto en cuanto en EEUU 1 por cada 150. Y desde el 2004 esta situación se ha ido incrementando paulatinamente en las diversas instituciones. Corporaciones llenas de solapamientos y duplicidades. ¿No es lo lógico analizar estos factores e intentar corregir las desviaciones en pro de ganar competitividad como paÃs? Ya que es la actividad privada la que genera riqueza y empleo. El Estado subsiste mayormente de nuestros impuestos, cantidades que de no ser retenidas, contribuirÃan a dinamizar las transacciones económicas entre los particulares.
Siendo esa la diferencia principal, en el mundo contemporáneo, entre polÃticas liberales y otras más intervencionistas. Buscando las primeras que no se use el aparato gubernamental como acicate de la polÃtica clientelar, lo que conduce inexorablemente al retroceso económico nacional, y por ende al social y cultural por escasez de recursos. Pero de ningún modo pretende retrotraer a la sociedad a cientos de años atrás. Una burda mentira más que algunos insisten en argüir, con tal de no reconocer sus fracasos en cuanto a lo que su gestión pública se refiere.
Obra: "Historias de un pueblo"