David Lozano

El secretario general del PSPV se destapa con un nuevo ejercicio de cinismo al respaldar la candidatura de Agustín Navarro afirmando que respeta a la militancia

¿Qué pensará Antonio Asunción al oír a Jorge Alarte asegurar que respeta la opinión de la militancia? Supongo que se le pondrán los pelos como escarpias tanto como cuando oye al secretario general del PSPV afirmar que "los socialistas no practican el autoritarismo ni dentro ni fuera del partido". Asunción, una vez haya salido de su asombro, se habrá tomado a guasa las declaraciones del candidato socialista a la presidencia de la Generalitat que las ha formulado a cuenta de criticar lo ocurrido en el PP de Francisco Camps, que ha "tumbado" la propuesta de la Ejecutiva local de Benidorm que propuso para cartel electoral a Gemma Amor, para designar a Manuel Pérez Fenoll como candidato popular a recuperar la alcaldía. Y todo este ejercicio de cinismo lo ha realizado Alarte para justificar lo que es del todo injustificable: que Agustín Navarro, acompañado de otros cuatro tránsfugas, encabece la lista del PSPV-PSOE en la ciudad de los rascacielos. Al ser preguntado por la masiva presencia de tránsfugas en la lista electoral del PSPV de Benidorm, Alarte lo ha justificado y avalado respondiendo que "nosotros no somos como el PP, que vamos por ahí subvirtiendo la voluntad democrática de los militantes, sino que la respetamos". No piensa lo mismo Asunción que piensa que se ha respetado tan poco la democracia y la voluntad de la militancia que ha tenido que llevar el "oscuro" proceso de las primarias ante los tribunales ordinarios de Justicia. Poca memoria tiene Jorge Alarte en esta desafortunada comparación. Como poca memoria demuestra el líder de los socialistas valencianos quien ha olvidado que, en su día, se opuso tajantamente a la moción de censura de Benidorm y proclamó a los cuatro vientos que los tránsfugas serían automáticamente expulsados del partido, nunca serían readmitidos y jamás volverían a ser candidatos del PSPV-PSOE ni en la lista de Benidorm ni en ninguna otra. Ahora, meses después, no sólo ha tragado con la candidatura de los tránsfugas sino que la respalda animosamente y, lo que es peor, lo hace apelando al siempre sentido democrático de su partido. Lo que él llama democracia no es otra cosa que el más dramático y antidemocrático atropello a la voluntad y sobería del pueblo. El próximo 22 de mayo el pueblo de Benidorm se pronunciará en las urnas y, lo que es seguro, compartirá interés informativo con las grandes ciudades que esa jornada ponen en juego el Gobierno municipal. Las encuestas en la capital turística de la Costa Blanca de momento favorecen los intereses del legítimo alcalde destronado, Manuel Pérez Fenoll, pero todo está en el aire porque la fractura interna en el PP podría pasarle factura.